Escuchar, hablar, leer y escribir se han convertido en actos
personales que nos sitúan en la sociedad. Son estrategias y recursos metodológicos que pueden complementar el curriculum escolar con medidas de apoyo para la lectura, la escritura y la lengua oral.
La práctica del debate
educativo, además de poner en juego la competencia en comunicación
lingüística, implica también competencias sociales como asumir
responsabilidades, fortalecer el juicio crítico o asimilar modelos de
comportamiento democrático.
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